La lectura bíblica de 1 Cor 12,12-28 nos muestra que si el Espíritu Santo nos ha dado a cada uno dones diferentes, lo ha hecho para edificar el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Y si Cristo tiene que redimir y rehacer este viejo mundo nuestro, su Cuerpo debe funcionar como un todo bien coordinado. Los pastores deben aprender a confiar en los talentos de los feligreses y aprovecharlos. Los maridos y las mujeres deben aprender a respetarse mutuamente. Y por último, todos tenemos que dejar de lado nuestra mezquina búsqueda de una posición de prestigio y aprender a buscar una realización más elevada de nosotros mismos en la misión que Dios nos ha confiado a cada uno.
Desde este texto ¿Qué enseñanzas o retos podemos sacar para una vida comunitaria más acorde con el evangelio?
Tomado de: Revista ORAR, Nº 199
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