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Mostrando las entradas de marzo, 2008

Símbolos de la Pascua. El Cirio Pascual.

El cirio más importante es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de Cristo–Luz, y que sitúa sobre una elegante columna o candelabro adornado. El Cirio Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos. Al Cirio Pascual se le incrusta en la cera cinco granos de incienso, simbolizando las cinco llagas santas u gloriosas del Señor en la Cruz. En la procesión de entrada de la Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cristo: " Luz de Cristo. Demos gracias a Dios ", mient

¿Qué es la Pascua?

El tiempo pascual comprende cincuenta días (en griego = "pentecostés", vividos y celebrados como un solo día: "los cincuenta días que median entre el domingo de la Resurrección hasta el domingo de Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo" (Normas Universales del Año Litúrgico, n 22). El tiempo pascual es el más fuerte de todo el año, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, del Señor, que ha pasado el año, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas, hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, del Señor, que ha pasado de la muerte a la vida, a su existencia definitiva y gloriosa. Es la pascua también de la Iglesia, su Cuerpo, que es introducida en la Vida Nueva de su Señor por medio del Espíritu que Cristo le dio el día del primer Pentecostés. El origen de esta cincuen

Pascua Sagrada

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, Despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará. Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor. Pascua sagrada, ¡Victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón. Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renaceremos al Señor. Pascua sagrada, ¡eterna novedad! Dejad al hombre viejo, revestíos del Señor. Pascua sagrada, la sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor. Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivaos la alegría dada a la luz en el dolor. (De la liturgia de las horas)

Viernes Santo

Señor y Padre nuestro, en el grito de tu hijo Jesús, oímos tu protesta contra todas las violencias que se ejercen sobre tus hijos más pequeños. En Cristo, y en todos los que sufren la Pasión, te pedimos descubrir tu presencia silenciosa. Ten misericordia de nosotros y convierte nuestro violento corazón. Te lo pedimos desde las otras cruces levantadas en el mundo. Te lo pedimos desde Jesús, el crucificado, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. (Álvaro Ginel)

Miércoles Santo

Padre santo, en tu Hijo Jesús nos has dado la prueba suprema del amor. Él es tu mejor don para nosotros. En él nos has dado nuestro salvador, nuestro hermano y compañero, nuestra fuerza y alegría, nuestro pan y nuestra bebida. Que confiemos en ti y en nuestros hermanos y haznos, a ejemplo de Jesús, compañeros, fuerza, alegría y alimento para los demás. Perdona nuestras debilidades y purifícanos de nuestras mediocridades, en virtud de su entrega en cruz y de su vida resucitada. Amén.

Martes Santo

Señor, que nuestra oración llegue confiada a ti. Nosotros, también, como Judas, hemos sembrado la luz de oscuridad y traiciones. Hemos dado a beber el cáliz de la Pasión a muchos de nuestros hermanos y hermanas, con nuestros pensamientos, palabras, acciones y omisiones. Nuestro corazón se ha endurecido y no hemos aceptado el don de la Vida y la Amistad que gratuitamente nos donas. Y tú, todo misericordia, te deshaces en brindarnos, nuevamente, el pan de tu cariño y pedón. Has seguido fiel pese a nuestras infidelidades; has seguido siendo para nosotros luz que dispersa nuestras tiniebla. Por tu Hijo amado, has que amanezca el día de tu gloria y concédenos pasar con él a la Alianza nueva.

Liturgia de Semana Santa

LITURGIA DE LA PALABRA Domingo 16/03/2008 Domingo de Ramos Is 50, 4-7 / 21 / Flp 2, 6-11 / Mt 26, 14-75; 27, 1-54 Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado? 17. Lunes Santo Is 42, 1-7; Sal 26; Jn 12, 1-11 El Señor es mi luz y mi salvación 18. Martes Santo Is 49, 1-6; Sal 70; Jn 13, 21-33.36-38 Em tí, Señor, he puesto mi confianza 19. Miércoles Santo Is 50, 4-9a; Sal 68; Mt 26, 14-25 Por tu bondad; Señor, socórreme 20. Jueves Santo. Cena del Señor (Institución de la Eucaristía) Ex 12, 1-8.11-14; Sal 115; Cor 11, 23-26 Ap 1, 5-8; Jn 13, 1-15 Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava 21. Viernes Santo. Pasión del Señor Is 52, 13-15; 53, 1-12; Sal 30; Heb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1-40; 19, 1-42 Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu 15. Sábado. Santo. Vigilia de Resurrección Ex 14, 15-15,1; Sal (Ex 15, 1-6.17-18); Rm 6,3-11; Mt 28, 1-10 Bendice al Señor, alma mía

En esta cuaresma, Ayuna...

Ayuna... Ayuna de juzgar a otros; descubre a Cristo que vive en ellos. Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases sanadoras. Ayuna de descontento; llénate de gratitud. Ayuna de enojos; llénate de paciencia. Ayuna de pesimismo; llénate de esperanza cristiana. Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en Dios. Ayuna de quejarte; llénate de aprecio por la maravilla que es la vida. Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de una oración que no acabe. Ayuna de amargura; llénate de perdón. Ayuna de darte importancia a ti mismo; llénate de compasión por los demás. Ayuna de ansiedad sobre tus cosas; comprométete en la propagación del Reino. Ayuna de desaliento; llénate del entusiasmo de la fe. Ayuna de pensamientos mundanos; llénate de las verdades que fundamentan la santidad. Ayuna de todo lo que te separe de Jesús; llénate de todo lo que a El te acerque. Autor: Ezequiel Reggiani

El mendigo y la Avaricia

Un pobre hombre que vivía en la miseria y mendigaba de puerta en puerta, observó un carro de oro que entraba en el pueblo llevando a un rey sonriente y radiante. El pobre se dijo de inmediato "Se ha acabado mi sufrimiento, se ha acabado mi vida de pobre. Este rey de rostro dorado ha venido aquí por mi, lo sé. Me cubrirá de migajas de su riqueza y viviré tranquilo". En efecto, el rey, como si hubiese venido para ver al pobre hombre, hizo detener el carro a su lado. El mendigo, que se había postrado en el suelo, se levantó y miro al rey, convencido de que había llegado la hora de su suerte. Entonces, de repente, el rey extendió la mano hacia el pobre y le dijo: - Qué tienes para darme? El pobre , muy sorprendido y muy desilusionado, no supo que decir. -"Es un juego - se preguntó - lo que el rey me propone? Se burla de mi? Es un nuevo pesar?" Entonces al ver la persistente sonrisa del rey, su luminosa mirada y su mano tendida, el pobre metió la mano en su alforja, que