
El pesebre es la representación del Nacimiento de Jesús, bien sea este con imágenes de materiales variados, o como dramatización, llamado también “pesebre viviente”.

El origen del nacimiento es atribuido a San Francisco de Asís, tres años antes de su muerte. En la Navidad del año 1233, en Greccio, una ciudad de Italia. Él, con delicada ternura, quiso regalar a los habitantes de esa ciudad la memoria viva del nacimiento de Jesús e invitó a todos, esa noche, a asistir a un Pesebre de verdad. Allí representó, con la intervención de sus frailes y de los habitantes de los alrededores, la venida del Mesías. Este gesto marcó profundamente el corazón de las personas y, poco a poco, fue

La imagen del Pesebre es rica en elementos simbólicos: desde la humanidad del Mesías podemos descubrir a un Dios que se hace solidario con todos los seres humanos, que privilegia a los pequeños y humildes para revelarse a ellos. En el pesebre encontramos una invitación a la fraternidad y a la igualdad, a la humildad y al servicio, a la esperanza en Dios que trasforma toda condición humana y al amor que es capaz de hacerse solidario.
Reflexión.
En este tiempo de navidad, en nuestras casas al hacer el pesebre y de manera especial al contemplarlo, meditemos de que manera vivimos en el hoy la fraternidad, la igualdad, la humildad.
Fuente: Preparemos la fiesta. Adviento y navidad. Editorial Paulinas.
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