Uno de los valores más importantes que es necesario que reforcemos en la familia, en la sociedad y personalmente es el valor de la escucha atenta y respetuosa. Saber escuchar no es tan simple cuando intervienen interiormente sentimientos de inferioridad, prepotencia, egocentrismo, etc.
Ciertamente con los jóvenes es necesario reforzar la importancia de la escucha de unos y otros, los sentimientos, pensamientos y acciones que deben ser respetadas aún cuando no se compartan las posiciones. En la reflexión anterior veíamos la importancia radical de descubrir cuáles son nuestros valores y saber reconocerlos de la misma manera que podemos (y debemos) conocer y respetar los valores y dones de los demás.
Un trabajo interesante y muy enriquecedor para el grupo puede ser una "dinámica de atención". Dividimos en varios grupos de acuerdo con el número total y los separamos de manera que cada grupo quede aislado de los demás. Por medio de un sorteo, cada equipo recibe una tarea relacionada con un tema específico (por ejemplo, la amistad, el compromiso con Jesús, el Sacramento de la Confirmación, etc). Dicha tarea puede ser una obra de teatro, un canto, la creación de un periódico popular, un juego, entre otras.
Deben haber unas condiciones que todos los equipos han de cumplir: Todos los miembros del equipo deben participar, validar todas las opiniones que salgan de los miembros para realizar la actividad y ser creativos y espontáneos sin hacer burlas de nadie.
Para esta actividad quizá lo más conveniente es dar suficiente tiempo, para favorecer la creatividad y la integración. Después del tiempo prudencial reunimos de nuevo al grupo completo.
Las presentaciones pueden ser hechas sin orden definido. El incentivo de un premio sorpresa puede ayudar... Después de la presentación de los grupos, quien dirige la dinámica puede hacer una evaluación rápida: ¿Cómo les fue? ¿Qué encontraron? ¿Cuáles fueron las dificultades y los avances?
A continuación la parte central de la actividad: ¿Ustedes prestaron atención a todas las presentaciones? Pues ahora se hará una inversión: El grupo I pasa a ser el grupo IV, el II, será el III; el III será el grupo I y el IV será el II.
Entonces el "anterior" grupo I ejecutará lo que hizo el grupo IV: Si era por ejemplo, una obra de teatro, deberán repetir, de la manera más fiel, lo que hizo el otro grupo (vestuarios, música, parlamentos, etc). De igual manera, los demás grupos. Si en realidad estaban "escuchando" y poniendo atención a sus compañeros podrán hacer una buena "imitación" de la actividad que ellos habían realizado.
Como conclusión: La evaluación de la actividad en general debe ir más allá de las risas o las ocurrencias que pueden salir de los jóvenes en ese momento. La idea central es la importancia de la atención, no sólo cuando el guía habla, sino también cuando los demás compañeros se presentan, o hablan de sus situaciones personales, sus sentimientos y opiniones. También de recalcar que todos tenemos derecho a participar en un grupo y cada miembro merece respeto.
Ciertamente con los jóvenes es necesario reforzar la importancia de la escucha de unos y otros, los sentimientos, pensamientos y acciones que deben ser respetadas aún cuando no se compartan las posiciones. En la reflexión anterior veíamos la importancia radical de descubrir cuáles son nuestros valores y saber reconocerlos de la misma manera que podemos (y debemos) conocer y respetar los valores y dones de los demás.
Un trabajo interesante y muy enriquecedor para el grupo puede ser una "dinámica de atención". Dividimos en varios grupos de acuerdo con el número total y los separamos de manera que cada grupo quede aislado de los demás. Por medio de un sorteo, cada equipo recibe una tarea relacionada con un tema específico (por ejemplo, la amistad, el compromiso con Jesús, el Sacramento de la Confirmación, etc). Dicha tarea puede ser una obra de teatro, un canto, la creación de un periódico popular, un juego, entre otras.
Deben haber unas condiciones que todos los equipos han de cumplir: Todos los miembros del equipo deben participar, validar todas las opiniones que salgan de los miembros para realizar la actividad y ser creativos y espontáneos sin hacer burlas de nadie.
Para esta actividad quizá lo más conveniente es dar suficiente tiempo, para favorecer la creatividad y la integración. Después del tiempo prudencial reunimos de nuevo al grupo completo.
Las presentaciones pueden ser hechas sin orden definido. El incentivo de un premio sorpresa puede ayudar... Después de la presentación de los grupos, quien dirige la dinámica puede hacer una evaluación rápida: ¿Cómo les fue? ¿Qué encontraron? ¿Cuáles fueron las dificultades y los avances?
A continuación la parte central de la actividad: ¿Ustedes prestaron atención a todas las presentaciones? Pues ahora se hará una inversión: El grupo I pasa a ser el grupo IV, el II, será el III; el III será el grupo I y el IV será el II.
Entonces el "anterior" grupo I ejecutará lo que hizo el grupo IV: Si era por ejemplo, una obra de teatro, deberán repetir, de la manera más fiel, lo que hizo el otro grupo (vestuarios, música, parlamentos, etc). De igual manera, los demás grupos. Si en realidad estaban "escuchando" y poniendo atención a sus compañeros podrán hacer una buena "imitación" de la actividad que ellos habían realizado.
Como conclusión: La evaluación de la actividad en general debe ir más allá de las risas o las ocurrencias que pueden salir de los jóvenes en ese momento. La idea central es la importancia de la atención, no sólo cuando el guía habla, sino también cuando los demás compañeros se presentan, o hablan de sus situaciones personales, sus sentimientos y opiniones. También de recalcar que todos tenemos derecho a participar en un grupo y cada miembro merece respeto.
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