Contemplando la vida de San Pablo, su obra de apostolado, nos damos perfecta cuenta de que no se comportó como el trabajador asalariado que cumple sus horas de labor y luego se dedica a otras actividades marginales.
Para él no había horario ni calendario, todas sus horas y todos sus momentos estaban dedicados a la misión que Cristo Jesús le había encomendado. A tiempo y destiempo, su principal empeño era predicar la Palabra de vida que da la Salvación.
A Pablo no le importó el cansancio, el desgaste o las fatigas; no le asustaron los peligros, ni se echó atrás ante las tribulaciones.
Escuchemos a San Pablo:
Cuando estábamos con ustedes presentíamos ya que íbamos a sufrir dificultades y tribulaciones, y es lo que ha sucedido, como bien lo saben. Carta a los Tesalonicenses 3,4
Pero todo lo superamos gracias a Cristo Jesús que nos ha demostrado su amor. Carta a los Romanos 8,38
De sobra sabemos que en todo interviene Dios para el bien de los que le aman. Carta a los Romanos 8,28
Estoy contento en las debilidades, persecusiones y desventuras, porque cuando me siento débil, entonces soy más fuerte. Segunda Carta a los Corintios 12,10
Cinco veces recibí de los judíos los cuarenta azotes menos uno.
Tres veces fui azotado con varas; una vez lapidado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en alta mar.
Viajes frecuentes; peligros de ríos;
peligros de salteadores;
peligros de los de mi raza;
peligros de los gentiles;
peligros en ciudad;
peligros en despoblado;
peligros por mar;
peligros entre falsos hermanos;
trabajos y fatigas;
noches sin dormir, muchas veces;
frío y desnudez.
Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las iglesias. Segunda Carta a los Corintios 11,24-28
Toda la vida de San Pablo estuvo empregnada de sufrimiento y de incomprensión, pero siguió adelante hasta el final. Llegó a decir con toda verdad, que estaba dispuesto a dar cuenta ante Dios de su actuación, que no temía el juicio de Dios porque tenía conciencia cierta de haber cumplido la misión de llevar el Evangelio a todas las gentes de todos los pueblos conocidos hasta entonces. A través de los tiempos sus mensajes siguen llegando a todos nosotros con vibrante actualidad.
Tomado de: Entrevista. Los valores de Pablo de Tarso... A. Vagnoni Amadío, ssp.
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