Al ver su biografía, nos sorprende esa fuerza que tiene para defender sus valores. Sobre todo, la gran facilidad de evangelizar, deja sorprendida a nuestra juventud.
Tomando de usted el ejemplo de esa fuerza y coraje para llevar el Evangelio por todas partes, un joven sacerdote, llamado Santiago Alberione, fundó hace noventa años, una institución llamada Familia Paulina, cuyo fin es difundir la Palabra de Dios. El pidió la protección de usted, lo tomó como modelo ¡y no le fue nada mal!
¿Qué le diría usted a la juventud que admira a Alberione y quiere seguir el ejemplo de Pablo evangelizador y que está comprometida para llevar el Evangelio al mundo entero?
Yo Pablo, siervo de Cristo Jesús y apóstol por un llamado de Dios, escogido para anunciar el Evangelio de Dios, saludo a la Iglesia de Dios que está en Venezuela y sobre todo a los jóvenes cristianos que viven en esa tierra de gracia, bendecida por Dios. Reciban la bendición y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, el Señor. Doy gracias sin cesar a mi Dios por ustedes y por la gracia de Dios que les ha sido otorgado en Cristo Jesús, pues en él han llegado a ser ricos de mil maneras recibiendo todos los dones de palabras y conocimiento a medida que se afianza entre ustedes el mensaje de Cristo. Les ruego, hermanos, en nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, que se pongan de acuerdo y terminen con las divisiones , que encuentren un mismo modo de pensar y los mismos criterios. (Rom 1,1; 1Co 1,3-6.10)
Tengo muchas ganas de verlos personalmente para comunicarles algún don espiritual que los fortalezca y compartir nuestra fe, nos animaremos mutuamente. (Rom 1,11-12)
Les diré que anunciar el evangelio no es para mí una opción sino una obligación, ya que han sido un encargo recibido del mismo Dios. Algo que no surge de mi interior, sino un poder divino que ha invadido y tomado posesión de mí. De manera que a iniciativa de evangelizar no ha venido sólo de un deseo ferviente sino de una convicción de ser siervo y deudor del Evangelio. Pues para mí la palabra Evangelio no designa únicamente un libro, sino una realidad viva que describe, no un acontecimiento ocurrido en el pasado sino un suceso que sigue ocurriendo en el presente. Pues el Evangelio sintetiza en una sola palabra toda la actividad llevada a cabo por Dios en Cristo para la salvación del hombre. (1Co 1,17; 9,14; Gál 2,7; Fil 4,3)
Es evidente que a usted, como Apóstol, el tema de la evangelización le fascina y al parecer ha sido la razón de su vida. ¿Tiene alguna otra exhortación al respecto para esta inquieta juventud del tercer milenio?
A esta formidable juventud inquieta de este tiempo, le haría la misma exhortación que dirigí a la juventud de aquel teimpo, en la persona del joven Timoteo: “Te invito a que reavives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos. Porque Dios no nos dio un espíritu de timidez, sino el espíritu de valentía, de amor y de buen juicio.
Te pido encarecidamente que anuncies la Palabra; insiste a tiempo y destiempo, convence, reprende y exhorta con toda paciencia y sabiduría. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos. Por eso tú debes estar siempre alerta… dedícate a tu trabajo de evangelización y cumple bien tu servicio. (2Tim 1,6-7; 4,1-5)
Tomado de: Entrevista- Los valores de Pablo de Tarso- Para nuevos líderes
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