- Se fue al desierto para dedicarse a orar, estudiar las Sagradas Escrituras, hacer penitencia y ayuno.
- Guiado por el Espiritu Santo pudo señalar a Jesucristo como el Cordero de Dios y decirle a sus discípulos que le sigan.
El sabía que, según las profesías de Isaías (primera lectura), el mesías debía ser quien "trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará." Pensaba que el Mesías iba a derrocar a los opresores y establecer un reino de justicia.
-Pero vemos en el Evangelio de hoy que Juan está encerrado en un oscuro calabozo, reo de Herodes, quien continúa oprimiendo al pueblo.
-Por eso Juan es atormentado por dudas sobre Jesús y manda a preguntarle: -«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»
Jesús responde confirmando que, en efecto, se está cumpliendo la profesía de Isaías: "los ciegos ven, y los inválidos andan..."
- Juan, sin embargo, sigue en la cárcel. Como tantos otros, sigue sufriendo la injusticia y terminará decapitado.
Aquí hay una importante lección para nosotros.
Jesús no vino para imponer un nuevo orden desde afuera sino desde adentro, desde cada corazón que le recibe.
- Jesús no elimina las injusticias porque tendría que eliminar la libertad de los hombres, porque las injusticias no vienen de Dios sino del hombre.
- El reino de Dios está en cada corazón que responde con fe. Esos reciben el poder para ser hijos de Dios.
- Los hijos de Dios siguen sufriendo las injusticias de este mundo, pero nada les puede separar del amor de Dios. Quien es fiel en los sufrimientos reinará con Jesús para siempre.
Muchos en la Navidad se deprimen y hay mas suicidios que en ningún otro tiempo del año. La razón es se han creado una fantasía de lo que la Navidad debe ser y al no lograrla se desesperan.
En la Navidad original todo fue mal: el censo impuesto por el gobernador ocurrió en el momento mas inoportuno para la Virgen y San José. Pero ellos se sometieron. Ella, embarazada, debió hacer la larga travesía de Nazaret a Belén sobre un burrito. Al llegar exhaustos a Belén, no encontraron lugar... Agotamiento, rechazo, incomprensión, pobreza... Terminaron en una cueva con los animales.
Nos gusta romantizar aquel lugar, pero en realidad es el ambiente menos apropiado para un parto. Allí abunda la suciedad, los rodentes, los insectos, el mal olor. La Virgen tuvo que dar a luz en la oscuridad, sobre la paja y después poner al niño donde comen los animales.
Sin embargo, aquella fue ciertamente una noche de gran gozo y paz. ¡Nació Jesús! Esa verdad trasciende todo lo demas. La luz brilló en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron.
Así también debe ser nuestra Navidad. Ninguna circunstancia puede quitar el gozo de nuestra fe en Jesús porque El nos hace partícipes de su amor. ¡Somos amadísimos hijos de Dios!
Comentario del Padre Jordi Rivero
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