La Sagrada Escritura y la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y un medio para recuperar la amistad con el Señor. Por ello, la Palabra de Dios nos invita muchas veces a ayunar. Jesús nos da ejemplo ayunando durante cuarenta días en el desierto y rechazando el alimento ofrecido por el diablo (Mt 4, 1-11). La práctica del ayuno está también muy presente en la primera comunidad cristiana y los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del “viejo Adán” y abrir en nuestro corazón el camino hacia Dios.
Así, el ayuno también puede convertirse, más allá de una mera privación o sacrificio personal, en una oportunidad para responder eficazmente ante la situación de necesidad que acompaña a muchos seres humanos en la actualidad. Por eso, el ayuno es una mediación para hacernos solidarios con los que sufren.
El siguiente video puede ser presentado a niños, jóvenes, adultos con el fin de traer a la conciencia ¿A quién estoy ayudando en esta Cuaresma? ¿Qué efecto está teniendo mi ayuno en este tiempo cuaresmal? ¿Qué puedo hacer para ayudar al necesitado?....
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