Se celebra en los Andes venezolanos –Estados Mérida, Trujillo y Táchira- a partir del Año Nuevo. En esta región, los pesebres son famosos por su belleza y alcanzan dimensiones extraordinarias. En la religiosidad popular se considera que Jesús, a una semana de su nacimiento, dado que es Niño-Dios ya puede pararse solo y caminar. La paradura es, entonces, la fiesta de los primeros pasos del Niño. E una celebración familiar, realizada delante del Pesebre. Responde generalmente a una promesa cumplida al Niño Jesús en agradecimiento por algún favor concedido.
La persona que ha realizado la promesa o quien, sin estar atado a ella, desea celebrar en su hogar la paradura invita hacia horas de la tarde / noche a familiares, amigos y vecinos, quienes se presentan al hogar vestidos de fiesta. Dos de ellos son los “padrinos” del Niño, y tienen el honor de acostar la imagen del recién nacido en un pañuelo grande y digno, y llevarlo en forma procesional por toda la casa, mientras se reza el Rosario. Para ello se contemplan, generalmente, los Misterios Gozosos. Otras personas llevarán, asimismo, las imágenes principales del Pesebre: la de la Virgen, san José, la Mula y el Buey, Ángeles, algunos pastores...
Con el rezo del Rosario se van alternando el canto de aguinaldos y villancicos. Luego del Rosario, los padrinos se acercan al pesebre y, con las manos envueltas en pañuelos, levantan al Niño y lo dejan al pie de las imágenes de María y José, al frente de su propia cuna: ¡El Niño se ha parado! A partir de allí, la celebración adquiere un tinte aún más familiar, obsequiando a los presentes con bizcochuelo, vino y mistela , mientras se cantan aguinaldos.
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