
Quizá podríamos decir que hay más “compañerismo” entre padres e hijos que hace veinte años… pero hemos equivocado los roles. No es “camaradería” lo que ellos necesitan. Falta diálogo, modelos operativos, sinceridad…
En esta sociedad hay trigo y cizaña: hay chicos que están la droga o que sólo les interesa el juego sexual, pero también hay chicos buenos

Los jóvenes siguen siendo idealistas, soñadores, pero pretenden vivir más rápido y estar listos a los 17 años para embarazar a una joven, o peor, para robar y tener malas amistades.
Detrás de todo eso, ellos siguen sintiendo miedo: de sus posibilidades, de su futuro.
Un estudio realizado por profesionales psicólogos y sociólogos en Argentina sobre “Los caracteres básicos de actitudes juveniles”, si las condiciones adversas para los adolescentes persisten o no reciben motivaciones positivas, pueden degenerar en perturbaciones mentales serias

¿Qué hacer? Los padres pueden recomponer su imagen de autoridad si dan signos de un acercamiento real con el hijo; si ellos ofrecen la seguridad que el adolescente busca y necesita; si son verdaderos testimonios y no viven de “slogans”; si tienen personalidad e interioridad, si son fieles… Los padres han de tener siempre presente que la autoridad, tanto como la libertad, se ejercita. Ésa es la mejor arma para ayudar a nuestros adolescentes.
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