Jesús es sumergido ("bautizado" en griego) por Juan en el Jordán. Es el río que el pueblo de Dios atravesó para llegar a la tierra prometida.
Juan reconoce con humildad la superioridad de Jesús por lo que intenta evitar bautizarlo. Pero Jesús le responde con una frase que puede ser interpretado de diversas maneras y que la liturgia ha optado por traducir así: "es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere". El original dice: "cumplamos toda justicia". Ciertamente la idea de fondo es que el proceder de Jesús y el de Dios están en sintonía.
Después de ser bautizado, Jesús tiene una visión (que no parecen percibir los demás). Los cielos se abren: en la literatura del tiempo, eso ocurre cuando Dios va a dar una aclaración de lo que está pasando. El Espíritu de Dios desciende sobre él. El Espíritu sobre las aguas aparece en el Génesis, antes del comienzo de la creación. Así Mateo nos indica que Jesús va a iniciar una nueva creación.
Lo hace en forma de paloma, algo inusual en los libros bíblicos, y que recuerda la paloma con la rama de olivo que significaba el fin de las aguas del diluvio. Se oye la voz de Dios que declara a Jesús como su hijo. La expresión "mi hijo" se usa en el Antiguo Testamento para designar al pueblo de Israel o a su Rey. Así se muestra a Jesús como el que inicia un nuevo Pueblo de Dios, con el Rey esperado.
Después de tanto ajetreo, de fiestas, comidas, familia, regalos...y que "también" ha nacido el niño Dios... ¿Qué nos ha quedado? Qué posos perduran en nuestra alma de lo que ha significado la Navidad. Ahora nos dan ganas de ponernos la armadura y de ponernos a luchar en la vida. Con la armadura se acabarán las sensiblerías, el estar atento al otro, lo de descansar a gusto con la familia, lo de llamar a la abuela que estaba malita, lo de entablar una relación más profunda con la vecina...
En el evangelio descubrimos a Jesús, como siempre, intentando cumplir la voluntad de Dios, aunque tenga que ser bautizado por un "subalterno". Sin embargo, tiene su significado, es el comienzo de su vida pública, de su misión.
Nosotros también hemos sido ungidos por el Espíritu, estamos en plena misión. Al terminar el periodo de la Navidad, tenemos que tomarnos nuestras obligaciones, laborales, familiares, apostólicas... como si todo fuera un continuo cumplir con la misión que tenemos, que nada signifique un paréntesis, un alto en el camino.
Debemos ser personas íntegras y comprometidas antes y después, mantener el ritmo, como los corredores de fondo. Si hemos dado pasos adelante en Navidad, vamos a afianzarlos, a acrecentarlos, vamos a mantener vivo siempre el espíritu de la Navidad. Y nada de corazas, a los demás los tenemos que tratar con la suavidad de una seda.
Juan reconoce con humildad la superioridad de Jesús por lo que intenta evitar bautizarlo. Pero Jesús le responde con una frase que puede ser interpretado de diversas maneras y que la liturgia ha optado por traducir así: "es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere". El original dice: "cumplamos toda justicia". Ciertamente la idea de fondo es que el proceder de Jesús y el de Dios están en sintonía.
Después de ser bautizado, Jesús tiene una visión (que no parecen percibir los demás). Los cielos se abren: en la literatura del tiempo, eso ocurre cuando Dios va a dar una aclaración de lo que está pasando. El Espíritu de Dios desciende sobre él. El Espíritu sobre las aguas aparece en el Génesis, antes del comienzo de la creación. Así Mateo nos indica que Jesús va a iniciar una nueva creación.
Lo hace en forma de paloma, algo inusual en los libros bíblicos, y que recuerda la paloma con la rama de olivo que significaba el fin de las aguas del diluvio. Se oye la voz de Dios que declara a Jesús como su hijo. La expresión "mi hijo" se usa en el Antiguo Testamento para designar al pueblo de Israel o a su Rey. Así se muestra a Jesús como el que inicia un nuevo Pueblo de Dios, con el Rey esperado.
Después de tanto ajetreo, de fiestas, comidas, familia, regalos...y que "también" ha nacido el niño Dios... ¿Qué nos ha quedado? Qué posos perduran en nuestra alma de lo que ha significado la Navidad. Ahora nos dan ganas de ponernos la armadura y de ponernos a luchar en la vida. Con la armadura se acabarán las sensiblerías, el estar atento al otro, lo de descansar a gusto con la familia, lo de llamar a la abuela que estaba malita, lo de entablar una relación más profunda con la vecina...
En el evangelio descubrimos a Jesús, como siempre, intentando cumplir la voluntad de Dios, aunque tenga que ser bautizado por un "subalterno". Sin embargo, tiene su significado, es el comienzo de su vida pública, de su misión.
Nosotros también hemos sido ungidos por el Espíritu, estamos en plena misión. Al terminar el periodo de la Navidad, tenemos que tomarnos nuestras obligaciones, laborales, familiares, apostólicas... como si todo fuera un continuo cumplir con la misión que tenemos, que nada signifique un paréntesis, un alto en el camino.
Debemos ser personas íntegras y comprometidas antes y después, mantener el ritmo, como los corredores de fondo. Si hemos dado pasos adelante en Navidad, vamos a afianzarlos, a acrecentarlos, vamos a mantener vivo siempre el espíritu de la Navidad. Y nada de corazas, a los demás los tenemos que tratar con la suavidad de una seda.
ORACION
Que sepa reconocerte siempre,
Dios mío, en lo sencillo, en lo pequeño...
que se mantenga viva en mí la necesidad de buscarte,
que se mantenga viva en mí la necesidad de buscarte,
de hacer el camino hacia el portal, de adorarte,
de llevarte lo mejor de mí, aun en la noche...
Que arda en mí la ilusión de mirar
Que arda en mí la ilusión de mirar
y seguir estrellas que me muestran el camino,
que iluminan mis pasos, para no olvidar la Navidad,
que iluminan mis pasos, para no olvidar la Navidad,
y hacer Navidad cada día. Amén.
Fuente: http://www.ciudadredonda.org
Fuente: http://www.ciudadredonda.org
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