Ir al contenido principal

Ponerse al servicio de los demás...



El próximo domingo 23 de Mayo celebraremos como cristianos la fiesta de Pentecostés, y es buen momento para preguntarnos ¿Qué hacemos con los dones que hemos recibido de parte de Dios? Por ello, te ofrecemos ideas para una reflexión con los jóvenes sobre el acontecimiento de Pentecostés y cómo éste se puede hacer vida en medio de las comunidades a las que pertenecemos. Se puede trabajar en grupos pequeños para que el trabajo sea más profundizado.

1. Leer alguna de las lecturas de la celebración eucarística del día: Hch 2, 1-11; Sal 103; 1 Co 12,3-7.12-13; Jn 20, 19-23.

2. Que cada uno se esfuerce por responder ¿Qué dones he recibido de parte de Dios? (a nivel personal, profesional, familiar, etc)

3. ¿Qué puedo hacer para poner los dones recibidos al servicio de los demás?

4. Hacer una oración de petición o acción de gracias que exprese el fruto de las reflexiones en el grupo. Dichas oraciones se pueden poner en común en la celebración eucarística.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

San Pablo. De Arabia a Damasco y de Jesusalén a Antioquía

De Arabia a Damasco: “Pablo se fue a Arabia. ¿Es la Arabia que actualmente conocemos? La palabra Arabia designaba en aquel entonces a todos los territorios situados al este del Jordán, estos territorios estaban sometidos a la autoridad romana. Allá estuvo tres años meditando, rezando e instruyéndose en la doctrina del cristianismo. Vuelto a Damasco empezó a enseñar en las Sinagogas que Jesucristo es el Redentor del mundo. Entonces los judíos dispusieron asesinarlo y tuvieron los discípulos que descolgarlo por la noche en un canasto por las murallas de la ciudad. Muchas veces tendrá que salir huyendo de diversos sitios, pero nadie logrará que deje de hablar a favor de Jesús y de su doctrina. De Jerusalén a Antioquía: Pablo decide ir a Jerusalén para conocer a Pedro. Imaginemos Pedro y Pablo de frente ¡Cuantas cosas hablarían! ¡Cómo sería la confrontación de sus experiencias y los deseos de Pablo de conocer mejor las palabras de Jesús de Nazareth! Llegó a Jerusalén y allá se puso tambié

Tener fe

Tener fe es ACEPTAR los designios de Dios aunque no los entendamos, aunque no nos gusten. Si tuviéramos la capacidad de ver el fin desde el principio tal como Él lo ve, entonces podríamos saber por qué a veces conduce nuestra vida por sendas extrañas y contrarias a nuestra razón y a nuestros deseos. Tener fe es DAR cuando no tenemos, cuando nosotros mismos necesitamos. La fe siempre saca algo valioso de lo aparentemente inexistente; puede hacer que brille el tesoro de la generosidad en medio de la pobreza y el desamparo, llenando de gratitud al que recibe y al que da. Tener fe es CREER cuando resulta más fácil recurrir a la duda. Si la llama de la confianza en algo mejor se extingue en nosotros, entonces ya no queda más remedio que entregarse al desánimo. La creencia en nuestras bondades, posibilidades y talentos, tanto como en los de nuestros semejantes, es la energía que mueve la vida hacia grandes derroteros. Tener fe es GUIAR nuestra vida no con la vista, sino con el corazón.

Recapitular las cosas en Cristo

El plan salvífico de Dios, "el misterio de su voluntad" (Ef 1, 9) con respecto a toda criatura, se expresa en la carta a los Efesios con un término característico: “recapitular" en Cristo todas las cosas, las del cielo y las de la tierra (cf. Ef 1, 10). Cristo confiere un sentido unitario a todas las sílabas, las palabras y las obras de la creación y de la historia. El primero que captó y desarrolló de modo admirable este tema de la "recapitulación" fue san Ireneo, obispo de Lyon, gran Padre de la Iglesia del siglo II. Contra cualquier fragmentación de la historia de la salvación, contra cualquier separación entre la Alianza antigua y la nueva, contra cualquier dispersión de la revelación y de la acción divina, san Ireneo exalta al único Señor, Jesucristo, que en la Encarnación une en sí mismo toda la historia de la salvación, a la humanidad y a la creación entera: “Él, como rey eterno, recapitula en sí todas las cosas" (Adversus haereses III, 21, 9). Cri