¿Te acuerdas que te conté que estuve en el martirio de Esteban, el primer cristiano que dio su vida por no renegar de la fe en Cristo Jesús? Yo guardaba las ropas de los que le apedrearon hasta hacerlo morir. Y aprobé aquel asesinato, porque mi fe judía-farisea así me lo hacía entender: los partidarios de Jesús eran un peligro para el Judaísmo. Pues bien, cuando crecí me hice oficialmente perseguidor de los cristianos, hasta el punto de que Lucas, el autor de uno de los cuatro evangelios y de los Hechos de los Apóstoles, escribió esto de mí: -Saulo, por su parte, perseguía con furor a la Iglesia, entraba en las casas, se llevaba por la fuerza a hombres y mujeres, y los metía en la cárcel. Y así era. ¿Tú has oído ese dicho “Dios escribe derecho con renglones torcidos” ¿No? ¿Y este otro: “No hay mal que por bien no venga”? En resumen, que esto fue lo que ocurrió: Gracias a la persecución que se levantó contra los cristianos de Jerusalén, en la que yo tomé parte, muchos de los primeros cr
Para Jóvenes de 8 a 100 años....