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Pablo de Tarso. Hebreo irreprensible. (II entrega)

“Estoy en deuda con los Griegos”

Estas palabras de Pablo en la carta a los Romanos expresan su compromiso misionero ecuménico. Pero en esta fase se revela también un aspecto de la formación de Pablo. Él, gracias a su origen y a su curriculum formativo, vive en la frontera entre dos mundos, el judaico y el griego helenístico que en la Jerusalén del I siglo tienen un punto de contacto. De sus cartas se puede conocer la matriz de su proceso formativo. Él escribe, o mejor dicta, sus cartas en griego. Se trata de un griego de nivel medio, llamado griego común, koiné. Pero aquello que llama la atención de la lectura del epistolario paulino es el típico ambiente cultural que refleja. Pablo utiliza el lenguaje y las imágenes de la vida urbana, se compara al atleta que en el estadio tiende hacia la meta.

Se puede afirmar que Pablo posee una cultura griega de nivel medio. Su frecuentación del mundo griego en las grandes ciudades del imperio romano contribuyó a formar su cultura general en la que encuentra lugar también el modo de pensar y de expresarse propio de un judío culto de su tiempo.

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