Ir al contenido principal

¿Qué es para mí la Pascua?

Es un tiempo propicio para ver



Si el misterio de la "vida y muerte" de Jesucristo son "caminos" que yo he tomado,

Si el misterio de la "resurrección" del Señor, creído por mí, proyecta mi mirada hacia el más allá de esta existencia terrena, o sigo aferrado a mi historia contingente, frágil,

Si mi "esperanza cristiana" se asienta en tierra firme de "confianza en Dios", y resiste cualquier tipo de tormenta y tentaciones, o más bien tambalea sobre arena, sin echar raíces profundas,

Si mi lectura o visión espiritual de los "acontecimientos" que afectan a mi vida la hago desde el triunfo final del Señor resucitado, o sólo desde el triste camino del calvario,

Si para mí la "unión con Cristo", muerto y resucitado, es auténtica "fuente de alegría" que me conforta y compromete vitalmente, o sólo una ritual y fría de ser cristiano,

Si he aprendido a hacer de mi vida una "ofrenda", como la de Cristo, o me dejo abrazar por demasiadas ataduras que me llevan a vivir cargado de egoísmo.

Es un tiempo propicio para juzgar


Por qué mi conocimiento y adhesión a Cristo es superficial, y no acepto su "camino",

Por qué, a pesar de creer en el más allá con Cristo resucitado, sigo más apegado a los bienes e intereses terrenos que a los celestiales,

Por qué soy y me muestro en la vida real ( pasional, afectiva, económica, social) Tan titubeante en la fe, tan poco arraigado en la esperanza teologal, tan materialista,

Por qué no sobrellevo con más serenidad, paz, aceptación, conformidad, mis problemas de todo tipo, y vivo excesivamente nervioso, amargado y recalcitrante,

Por qué tengo tantos momentos de tristeza, de abatimiento, de crisis, si en mi horizonte final está el misterio de Cristo resucitado,

Por qué me cuesta y me resisto tan fuertemente a hacer de mi vida una ofrenda al Señor y a mis hermanos, con generosidad, afecto, disponibilidad, participación.

Es un tiempo propicio para actuar y comprometerse

En el seguimiento fiel de Jesucristo, asumiendo el espíritu de las bienaventuranzas en acciones concretas que se me presentan cada día,

En el desapego de intereses concretos más o menos materiales que me esclavizan,

En la vivencia de la fe, esperanza y amor divinos que me lleven a hacerme más humano y sensible para con Dios y con los hermanos en el quehacer diario,

En una forma de vida intensa, pero, al mismo tiempo, más relejada, menos vulnerable ante las dificultades, ingratitudes, desavenencias, poniéndome en manos del Señor,

En la elevación del tono alegre, jovial, positivo, que debería ser propio de una hija/o de Dios, haciéndome creador de paz, armonía, solidaridad,

En la cercanía a los demás, desde un espíritu abierto, acogedor y comprensivo...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Tener fe

Tener fe es ACEPTAR los designios de Dios aunque no los entendamos, aunque no nos gusten. Si tuviéramos la capacidad de ver el fin desde el principio tal como Él lo ve, entonces podríamos saber por qué a veces conduce nuestra vida por sendas extrañas y contrarias a nuestra razón y a nuestros deseos. Tener fe es DAR cuando no tenemos, cuando nosotros mismos necesitamos. La fe siempre saca algo valioso de lo aparentemente inexistente; puede hacer que brille el tesoro de la generosidad en medio de la pobreza y el desamparo, llenando de gratitud al que recibe y al que da. Tener fe es CREER cuando resulta más fácil recurrir a la duda. Si la llama de la confianza en algo mejor se extingue en nosotros, entonces ya no queda más remedio que entregarse al desánimo. La creencia en nuestras bondades, posibilidades y talentos, tanto como en los de nuestros semejantes, es la energía que mueve la vida hacia grandes derroteros. Tener fe es GUIAR nuestra vida no con la vista, sino con el corazón. ...

EL QUE NO TRABAJA QUE NO COMA ...

«El que no quiera trabajar que no coma » (2 Tes 3,10), dice san Pablo; quien ha de comer tiene que trabajar. El deber de trabajar arranca de la misma naturaleza. «Mira, perezoso, mira la hormiga...», y mira la abeja, y aprende de ellas a trabajar, a ejercitar tus cualidades desarrollando y haciendo crecer y perfeccionando la misma creación. Que por eso naciste desnudo y con dos manos para que cubras tu desnudez con el trabajo de tus manos y te procures la comida con tu inventiva eficaz. El trabajo será también tu baluarte. Te defenderá del demonio, que no ataca al hombre trabajador y ocupado en su tarea con laboriosidad. Absorbido y tenaz. Te defenderá del ataque de la carne, porque el trabajo sojuzga y amor­tigua las pasiones, y con él expías tu pecado y los pe­cados del mundo con Cristo trabajador, creando gra­cia con Él y siendo redentor uniendo tu esfuerzo al suyo, de carpintero y de predicador entregado a la multitud y comido vorazmente por ella. Así es como el trabajo ...

Recapitular las cosas en Cristo

El plan salvífico de Dios, "el misterio de su voluntad" (Ef 1, 9) con respecto a toda criatura, se expresa en la carta a los Efesios con un término característico: “recapitular" en Cristo todas las cosas, las del cielo y las de la tierra (cf. Ef 1, 10). Cristo confiere un sentido unitario a todas las sílabas, las palabras y las obras de la creación y de la historia. El primero que captó y desarrolló de modo admirable este tema de la "recapitulación" fue san Ireneo, obispo de Lyon, gran Padre de la Iglesia del siglo II. Contra cualquier fragmentación de la historia de la salvación, contra cualquier separación entre la Alianza antigua y la nueva, contra cualquier dispersión de la revelación y de la acción divina, san Ireneo exalta al único Señor, Jesucristo, que en la Encarnación une en sí mismo toda la historia de la salvación, a la humanidad y a la creación entera: “Él, como rey eterno, recapitula en sí todas las cosas" (Adversus haereses III, 21, 9). Cri...