

Cada cosa fuera de ti es un espejo donde te miras. Si la nube de la angustia llena el horizonte de tu corazón, verás una nube de angustia en cada corazón. Si la calma viene a sentarse en medio de tu pecho, verás que cada uno también lleva sentada la calma en su pecho. Si tu cabeza es la Guarida donde se esconden pensamientos de odio, de rencor o de envidia, cuando camines por las calles y las plazas de la vida sólo verás pasar por ellas al Odio, y sentado en las bancas al Rencor, y en cada esquina a la Envidia.



¡Bendito el día en que lo encuentra, porque ese día ha nacido de nuevo! Sólo a partir de ese momento le dirán algo los atardeceres, le dirán algo. Las mañanas, y le hablarán las flores. Empezará a caminar con la Naturaleza, y su lengua será como la de los pajarillos, sus manos serán como ríos, y sus ojos serán la Vida que mira a la vida.
“No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto” Romanos 12,2
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