Los domingos de todo tiempo litúrgico son particularmente intensos, son momentos de contactar fuertemente de seguimiento del Señor. Los domongos de Adviento no son una excepción: son básicos en la vivencia cristiana en el camino que nos prepara para la celebración de la Navidad. Cada creyente y la comunidad cristiana, al recordar la espera del nacimiento del Mesías, anticipa y ratifica la esperanza de su venida gloriosa, momento en el que todo será restaurado y viviremos en la plenitud de su amor. El grito esperanzado de estos días, “ ¡Ven, Señor Jesús! ” , se convierte en descubrimiento de su presencia en el día a día. En otras palabras: hacemos experiencia de que el Señor es, realmente, el “ Emmanuel ”, el “ Dios–con–nosotros ”. Es por eso, que podemos considerar cada domingo de Adviento como una jornada de síntesis de lo vivido en la semana apenas concluida, y de proyección en el camino hacia la Navidad. Describiendo de una manera pedagógica el camino que nos lleva hacia Belén: El p
Para Jóvenes de 8 a 100 años....