Aunque yo hablara todos los idiomas…
Hay muchos que sufren porque no comprendieron que en su vida valía más el amor que los vistosos espejismos de la palabra.
Y… he visto también a otros que lo vendieron todo por comprar la perla preciosa del amor.
Por eso ahora al hablar, yo busco el amor en todos los rincones de mi ser, porque sin amor mi voz sería un sonido sordo de campana cascada, alboroto ruidoso de miles de radios o televisores alocados. Voces incoherentes.
Lo que importa es aprender a amar y expresar con palabras esta realidad eterna que Jesús nos enseñó.
Ni los muchos idiomas, en que pudiera dialogar, serían suficientes para expresarme, porque más que elocuencia necesito amor para poder comunicar la única verdad que vale la pena ser proclamada en la vida.
Aún en silencio puede hablar el amor que vive y palpita en el corazón, porque el amor tiene su propio lenguaje que lo supera todo, y todos lo comprenden.
Cuando las palabras proceden del amor ejercen una influencia benéfica que llega a ser hasta curativa, porque el amor produce tan sólo buenas palabras de aliento y de perdón; de gracia y de bendición: palabras que sanan y que dan vida.
Tomado de: Cuatro lecciones de amor. María Belén
Tienes razón, si no hay amor, nada. Las palabras que fluyen del corazon tocado por Jesucristo logran trascender al entendimiento razonal humano y son capaces de comunicar la salvación, que no tiene su fuente en el discurso fluido del orador, si no en Dios ya que Él mísmo es el AMOR.
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