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De Saulo a Pablo


Pablo y Lucas: Lucas era compañero íntimo de San Pablo 2 Tim. 4:11; Col. 4,14; Filemón 24.comenzando Hech. 16,10. En su segundo viaje nombra al evangelista San Lucas (a quien llama "médico amadísimo").

¿Por qué Saulo cambia su nombre? El nombre no es sólo una manera de identificarnos, sino que bíblicamente indicaba la misión que uno iba a tener en la vida; el evangelio de Lucas nos informa que su nombre original era Saulo (Cf. Hechos 7,58; 8,1 etc.), en hebreo Saúl (Cf. Hechos 9, 14.17; 22,7.13; 26,14), como el rey Saúl (Cf. Hechos 13,21), y era un judío de la diáspora, dado que la ciudad de Tarso se sitúa entre Anatolia y Siria. Muy pronto había ido a Jerusalén para estudiar a profundidad la Ley mosaica como discípulo del sabio judío más famoso de su tiempo en esa época, Gamaliel (Cf. Hechos 22,3).

Siendo contemporáneo de Jesús no estuvo Saulo en Palestina, por eso no lo conoció personalmente.

“Para él fue decisivo conocer la comunidad de quienes se profesaban discípulos de Jesús. Por ellos tuvo noticia de una nueva fe, un nuevo «camino», como se decía, que no ponía en el centro la Ley de Dios, sino la persona de Jesús, crucificado y resucitado, a quien se le atribuía el perdón de los pecados. Como judío celoso, consideraba este mensaje inaceptable, es más escandaloso, y sintió el deber de perseguir a los seguidores de Cristo incluso fuera de Jerusalén. Precisamente, en el camino hacia Damasco, a inicios de los años treinta, Saulo, según sus palabras, fue « alcanzado por Cristo Jesús» (Filipenses 3, 12).”
[1]

Este encuentro que tuvo con el Resucitado, Lucas lo cuenta de una manera detallada pero, es en sus cartas donde Pablo “va directamente a lo esencial y habla no sólo de una visión (Cf. 1 Corintios 9,1), sino de una iluminación (Cf. 2 Corintios 4, 6) y sobre todo de una revelación y una vocación en el encuentro con el Resucitado (Cf. Gálatas 1, 15-16). De hecho, se definirá explícitamente «apóstol por vocación» (Cf. Romanos 1, 1; 1 Corintios 1, 1) o «apóstol por voluntad de Dios» (2 Corintios 1, 1; Efesios 1,1; Colosenses 1, 1) A partir de entonces, todo lo que antes constituía para él un valor se convirtió paradójicamente, según sus palabras, en pérdida y basura (Cf. Filipenses 3, 7-10). Y desde aquel momento puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su Evangelio. Su existencia se convertirá en la de un apóstol que quiere «hacerse todo a todos» (1 Corintios 9,22) sin reservas.”[2]

Todo este caminar de nuestro amigo Saulo no fue fácil, por eso su conversión fue dándose poco a poco a través de las circunstancias que se le fueron presentando. Situaciones que nosotros vivimos a diario en donde podemos estar reflejados como un Pablo celoso de una formación obtenida de su familia, pero que a la final no le permite vivir en libertad porque le hace falta no sólo que lo tumbe el caballo y se encuentre con Jesucristo sino vivir con intensidad y en lo cotidiano el llamado a Evangelizar.

Un hombre que decide cambiar de perseguidor a ser mensajero del mundo, de ser un conquistador a ser conquistado por Dios. ¿Por qué de Saulo pasa a llamarse Pablo? ¿Porque deja su vida pasada y comienza una nueva vida y también lo hace en honor a su primer gran convertido, el gobernador de Chipre, que se llamaba Sergio Pablo en su primer viaje?

[1] Benedicto XVI., Pablo de Tarso. La revolución de Dios., 25 de octubre del 2006.
[2] Ibíd.

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