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Pentecostés


“La fiesta de Pentecostés era originalmente una fiesta de acción de Gracias a Dios de los agricultores hebreos, por la recolección de las cosechas, siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv 23, 15-21; Dt 16,9).
El libro de los Hechos de los Apóstoles narra que, en el marco de esta celebración, la comunidad cristiana recibió la efusión del Espíritu Santo (cap. 2, 1-4). Por ello comenzó a ser una fecha muy especial para la iglesia primitiva (Hch 20, 16; 1 Cor 16,8).

En la actualidad, luego de la celebración de la Ascensión la Iglesia medita sobre la venida del Espíritu Santo y, para ello, utiliza las palabras de Jesús en el Evangelio. Se ha conservado la vigilia, con el sentido orante que recuerda la espera de la comunidad, en la cual destaca la figura de María, nuestra Madre.


La vigilia de Pentecostés.

Las vigilias tienen una larga tradición dentro de la Iglesia. Ellas son organizadas paras preparar un acontecimiento importante con ellas, nos disponemos a celebrar con la mayor disponibilidad posible, con apertura, el don de Dios.

Con la Vigilia de Pentecostés la comunidad cristiana se prepara a celebrar la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia; Él es el don de Jesús a los suyos.

Es importante que, en la Vigilia de Pentecostés, se dedique tiempo a la oración y a la meditación de la Palabra de Dios. Es el momento de estar atentos, esperando el paso de Dios por nuestras vidas, una vez más.

Es bueno recordar que, según la tradición de la Iglesia, la Virgen María estaba junto a la Iglesia naciente, el día de Pentecostés.

Para reflexionar:


  1. El Espíritu Santo es el Maestro Interior, que nos educa en el seguimiento de Jesús y actualiza en nosotros el Misterio Pascual. ¿Cómo has acogido su presencia en tu vida? ¿Te dejas conducir por él?

  2. El Espíritu Santo vivifica al mundo, por medio del testimonio de los creyentes. ¿Cómo testimoniamos en nuestra comunidad el ser conducidos por el Espíritu de Jesús?

  3. La presencia del Espíritu Santo nos convierte, a ejemplo de Jesús, en consoladores. ¿Qué necesita el mundo de hoy para sentirse consolado? ¿Cómo podemos ser más y mejores anunciadores del consuelo de Dios a la humanidad?


    (Tomado del Libro ¡Preparemos la fiesta! Pascua, Pentecostés. Editorial Paulinas)

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