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Mostrando las entradas de abril, 2011

Oración para implorar favores por intercesión del Papa Juan Pablo II

Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu del amor. Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de Maria, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es tu voluntad, el favor que imploramos, Con la esperanza que sea pronto incluido en el numero de tus santos. Amen.

Domingo de Resurrección

En el Domingo de Resurrección, la Iglesia contempla a Cristo resucitado. Así revive la experiencia primordial en que descansa la base de su existencia. Ella experimenta la misma maravilla que María Magdalena y las otras mujeres que fueron a la tumba de Cristo en la mañana de Pascua y la encontraron vacía. Esa tumba llegó a ser la matriz de la vida. Quienquiera que había condenado a Jesús, creyó que El había enterrado su causa bajo una lápida helada. Los mismos discípulos experimentaron el sentimiento del fracaso irreparable. Entendemos su sorpresa, entonces, e incluso su desconfianza ante las noticias de la tumba vacía. Pero el Resucitado no demoró en dejarse ver El mismo y ellos se rindieron a la realidad. ¡Ellos vieron y creyeron! Dos mil años más tarde, nosotros sentimos todavía la emoción indecible que los venció cuando ellos oyeron el saludo del Maestro: "la Paz esté con ustedes..." La Resurrección de Cristo es la fuerza, el secreto de la Cristiandad. No es una pregunta

Sabado Santo

Durante el día del sábado, como una viuda, la Iglesia llora la muerte de su Esposo. La Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor., meditando su pasión y muerte y aquél "descenso a los infiernos" – al lugar de los muertos – que confesamos en el Credo y que prolonga la humillación de la cruz, manifestando el realismo de la muerte de Jesús, cuya alma conoció en verdad la separación del cuerpo y se unió a las restantes almas de los justos. Pero el descenso al reino de muerte es también el primer movimiento de la victoria de Cristo sobre la misma. Hoy no se celebra sacrificio de la Misa ni se recibe comunión – a no ser el caso de viático -, aunque se reza la liturgia de las Horas. El altar permanece por todo ello desnudo hasta que, después de la solemne Vigilia o expectación nocturna de la Resurrección, se inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pasados. Fuente: www.ewtn.com

Viernes Santo

El Viernes Santo es un día de duelo, el mayor de todos. Cristo muere. El dominio de la muerte, consecuencia del pecado, sobre todas nuestras vidas humanas alcanza incluso al jefe de la humanidad, el Hijo de Dios hecho hombre. Pero, como todos los cristianos saben, esta muerte que Jesús ha compartido con nosotros y que fue tan atroz para él, respondía a los designios de Dios sobre la salvación del mundo y aceptada por el Hijo para nuestra redención. Desde entonces la cruz de Cristo es la gloria de los cristianos. "Para nosotros toda nuestra gloria está en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" y, hoy, lo repite la Iglesia y presenta la misma cruz para nuestra adoración: "He aquí el madero de la cruz, del cual pendió la salvación del mundo". Por ello, el Viernes Santo es al mismo tiempo que un día de luto, el día que ha devuelto la esperanza a los hombres; él nos lleva a la alegría de la resurrección. La acción litúrgica con que la Iglesia celebra, por la tarde, la rede

Jueves Santo

La liturgia del Jueves Santo está toda embebida en el recuerdo de la Redención. La función antiguamente de tres misas: La primera, en que se reconciliaban a los públicos penitentes, la segunda, en la cual se consagraban los Santos Óleos, y la tercera, para conmemorar muy especialmente la institución de la Sagrada Eucaristía en la Última Cena. La Iglesia, celebra en la Eucaristía durante el curso del año los todos los misterios de la vida de Jesús, se apega hoy al recuerdo de la institución misma de este Sacramento inefable y del Sacerdocio Católico. Esta misa realiza de un modo muy especial la orden dada por Jesús a sus sacerdotes de renovar la Última Cena en que Jesús, en los momentos mismos en que tramaban su muerte, instituyó el misterio de perpetuar entre nosotros su presencia. Por eso la Iglesia, suspendiendo un instante su duelo, celebra el Santo Sacrificio en este día con santo júbilo, reviste a sus ministros con ornamentos blancos y festivos, y canta el Gloria como a vuelo de c

Domingo de Ramos. La luz de la Cruz

Hemos dejado Betania porque era necesario llegar a Jerusalén para la fiesta de Pascua. ¡Faltan sólo dos días! En este tiempo la ciudad santa es como una madre que acoge a todos sus hijos que desde los distintos ángulos de Palestina llegan cantando y danzando con salmos y cantos inspirados. Todos en camino hacia el centro de la unidad donde David condujo el arca y Salomón edificó el templo. Tres veces al año subimos a Jerusalén en peregrinación y para Pascua ofrecemos a Dios el cordero más bello que al tramonto del sol, en el rito de la cena pascual, nos hará recibir alegría y la salvación del evento fundamental de nuestra liberación. De hecho, en las orillas del Mar Rojo no estaban sólo nuestros padres (que físicamente lo atravesaban), sino cada uno de nosotros para morir a la servidumbre del Faraón y renacer al servicio del Señor. A menudo Jesús nos explicaba el sentido profundo de la Pascua. Este año, sin embargo, un anuncio tremendo llega a nuestro corazón: «Ya saben que dentro de d

5to domingo de cuaresma. La luz del Maestro

Todo ocurre cerca del Monte de los Olivos, aproximadamente a tres kilómetros de Jerusalén. La pequeña familia de Betania a menudo acoge a Jesús cansado y fatigado por los largos viajes para hacerlo reposar en el perfumado bálsamo de la amistad. Un profundo amor ligaba Jesús a Lázaro, a Marta y a María. Para ellos Jesús es el Maestro, el Amigo único, la Verdad siempre esperada, el Sentido mismo de la vida, y los hermanos de Betania son para él los discípulos amados, la familia íntima nacida del seno de la Palabra custodiada. En Betania Jesús se siente en su casa: escuchado, amado, acogido y recibido también cuando sus pasos se dirigen decididamente hacia Jerusalén. Pero como en todas las cosas más bellas también llega el día de la oscuridad, del sufrimiento y de la muerte. La amistad está puesta a la prueba de la aflicción debido a la enfermedad y a la consiguiente desaparición de Lázaro, persona amada (Betania, Bēt-ʹanyā, en hebraico “casa de la aflicción”). Pero los afligidos serán co

4to domingo de cuaresma. La luz de la fe

De Samaría nuestro viaje continúa hacia el sur. En este cuarto domingo de Cuaresma estamos llamados a llegar a Judea para poder participar a la fiesta de las Tiendas. En Jerusalén durante ocho días las familias dejan su casa estable para ir a habitar en una tienda bajo el cielo abierto iluminado por el esplendor de las estrellas. Las sukkòt (plural hebraico de sukkà = tienda) remiten a las tiendas del desierto levantadas durante el camino hacia la tierra prometida. En la Fiesta de Sukkòt los ritos principales son dos: en la mañana el del agua, con la procesión a la piscina de Siloé para recordar el agua brotada milagrosamente de la roca del éxodo; en la noche la luz que ilumina la ciudad con grandes fuegos para celebrar la columna de nube con la cual Dios ha iluminado el camino más difícil. «Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento» (Jn 9,1). Su pasar es siempre un entrar en lo más profundo del corazón, allí donde están los verdaderos deseos, aquellos que só